Al otro lado del barranco que los conquistadores llamarían barranco de Godinez, se encontraban las más fértiles tierras de Tenerife, tierras que, en los repartos de terrenos que se llevaron acabo concluida la conquista, se las reservaría para si el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, dando lugar, con el paso de los años, a la conocida hoy en día como Hacienda de los Príncipes.
Entre la Parroquia del Apóstol Santiago, la Parroquia de Ntra Sra de la Concepción (primitivamente de Santa Ana o Santa María) y la Hacienda crecería el Realejo.
Hasta 1954 el actual municipio estaba dividido en dos diferentes: Realejo Alto y Realejo Bajo. Tras la unificación se adopta el nombre de Los Realejos. Hoy en día se siguen usando estos términos para diferenciar los dos barrios.
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